No sé si es solo mi percepción, pero creo que muchos estamos dándonos cuenta de que la verdadera «productividad» es en realidad un espejismo.
Así como el dinero, que crees que cuando ganes más ya vas a estar satisfecho, con la productividad pasa lo mismo.
Años estuve buscando e implementando técnicas de productividad, leí un montón de libros, vi un montón de videos, escribí y compartí mis hallazgos con mi audiencia en el blog, creyendo acercarme a la fórmula mágica; esa que algún día haría que termine todas mis jornadas con un check en todos los ítems de mi agenda.
En todos estos años eso nunca sucedió.
Al contrario, la sensación que siempre me acompañó fue la de no haber terminado todo el trabajo.
El ingreso de más y más trabajo y la falta cada vez más de tiempo. Las urgencias, los imprevistos y las equivocaciones que tanto frustran en lugar de aportar aprendizaje.
Y la peor de todas las sensaciones: Darme cuenta de que el tiempo ha pasado y no hice ciertas cosas por estar trabajando. O por dormir temprano porque mañana hay que despertarse temprano porque me espera mucho trabajo.
Ya en octubre del año pasado, en mi charla de Energía Femenina expresé que la productividad debe partir desde el alma, más que de técnicas y métodos.
Pero un día el mundo paró
La cuarentena por el COVID-19 nos ha obligado a bajar un cambio a ese ritmo de vida desenfrenado que veníamos teniendo.
Bajar un cambio pero a la vez llenarnos de más tareas de las que ya teníamos y con muchas nuevas dificultades.
Y la pregunta es: ¿Ha afectado nuestra productividad?
La respuesta es: Depende.
Depende de lo que vos definas el ser productiva.
Desde hace un tiempo, y este contexto no hizo más que confirmarlo, para mí ser productiva ya no significa terminar la jornada con el checklist completo, sino con el sentir que en las horas dedicadas a cada área de mi vida di.
¿Di lo mejor de mí? No necesariamente.
A veces doy lo mejor, otras lo peor y mucha veces lo que tengo. Pero siempre doy. Y ese es el punto.
Ahora el desafío es aprender a sentirse bien con esto.
No es fácil. Son muchos años de auto-exigencia que tenemos encima, de ese TOC por nunca dejar una tarea sin terminar.
Pero creo que empezar a digerir la idea de que la productividad, así como la entendíamos en realidad es un mito, es un buen comienzo.