Es tan común en todos decir «no tengo tiempo», así como la resignación con la que se acepta este hecho. Propongo que tomemos en serio el problema del «no tengo tiempo» y hagamos algo al respecto. Soluciones hay, es sólo cuestión de aprender y practicar.
Cuando me di cuenta que era un problema de muchos
Una vez participé de una especie de «taller de integración» que organizó una empresa a la cual le hago algunos trabajos. En esa especie de retiro que se hizo en Zárate Isla, todos los integrantes de la organización tuvimos la oportunidad de transmitir nuestras inquietudes.
Salieron a flote dilemas de todo tipo: desde quién toma más agua mineral, hasta otros más profundos. Pero en todos los testimonios que escuché, encontré un factor común: LA FALTA DE TIEMPO.
Entre nuestros «plagueos», en algún momento, todos ansiábamos tener más tiempo. Y esto ya no se limitaba al desempeño laboral en sí, hablábamos de tener más tiempo para planes independientes como: terminar la carrera, la tesis, estar más con la familia o la pareja (escribir un blog!).
Fue uno de esos momentos trascendentales de mi vida. Me di cuenta de que no estaba loca, que no me pasaba sólo a mí, por ser algo empelotada y meterme en tantas actividades y proyectos. Era un mal de muchos. Todos necesitaban tener más tiempo.
La importancia que se merece
Todos somos conscientes que el tiempo es un recurso valioso, pero en realidad no creo que le demos la importancia que debería. Si así fuese, no iríamos por la vida organizando nuestro tiempo minutos antes de salir de casa, mientras desayunamos, o a lo sumo en una agenda semanal.
El tiempo es fundamental en todo. Lo tenés en cuenta tanto como para comer una pizza o para tener tu primer auto. ¿Este año uno usado o dentro de 3 años un 0-km?. ¿Una pizza comprada dentro de 40 minutos o una casera dentro de 2 horas?.
Estos son los parámetros más básicos que solemos manejar con respecto al tiempo. Todas las opciones tienen sus pro y contra, y en base a esto tomamos decisiones todos los días. Decisiones que muchas veces las pagamos fuerte, y otras -lo que es peor- ni siquiera sabemos cuánto estamos pagando.
El tiempo, así como el dinero, es un factor decisivo para llevar a cabo cualquier proyecto. ¿Cuántas veces nos decidimos por un resultado -no necesariamente el mejor- tan sólo por ser más rápido?.
Una meta clásica para cualquier empresa (o persona) puede ser la de «duplicar los ingresos del año pasado.» Pero esto sigue teniendo que ver con el dinero. ¿Qué pasa si un 1 de enero uno se propone «duplicar el tiempo libre con respecto al año pasado.»?
¿Acaso no es fundamental que empecemos a tomar en serio el tema de conseguir más tiempo?
La respuesta es la PRODUCTIVIDAD
Para la meta clásica de ganar más dinero entendemos que podemos organizarnos, ver planes, proyecciones, ajustes aquí y allá. Pero, ¿qué podemos hacer si nuestra meta es tener más tiempo?.
Así como descubrí que hay técnicas para manejar el recurso del dinero, descubrí que también las hay para manejar este otro recurso tan valioso: EL TIEMPO. Y debo decir que bastante se parecen, en cuanto a tener sólo un poquito más de organización, disciplina y paciencia (sólo un poquito más, creéme).
Así como con las finanzas pude (después de mucho) darme cuenta que el tema no está en ganar más, sino en saber administrar las ganancias, con el manejo del tiempo también me di cuenta de que la solución no está en que el día tenga más horas, sino en saber administrar las que ya tiene.
El método que encontré
Una vez que acepté esta realidad de mi vida, me puse a buscar soluciones. La más interesante que encontré, y que es la que yo estoy implementando desde hace un tiempo, es el método GTD «Getting Things Done», algo así como «Hacer que las cosas sucedan». Me encantó. Hasta el nombre parece magia.
El creador de este método de organización de tareas es David Allen, un estadounidense que es consultor e instructor de productividad. Su método fue (y sigue siendo) admirado por un gran número de seguidores, y lo interesante es que puede ser implementado en cualquier área en la que te desempeñes. Hoy en día existen apps (muy buenas) para celulares y computadoras, totalmente basadas en este método.
El método GTD, a diferencia de otros que gestionan el tiempo, se basa principalmente en liberar a la mente de todo lo pendiente que se tiene, para así trabajar con más eficacia, entre otros fundamentos más.
Pero bueno, con esta nota no pretendo darte la receta para que empieces a administrar mejor tu tiempo, sólo quiero hacerte saber que existen métodos (el GTD sólo es uno de ellos) que han sido estudiados y comprobados para lograr una mayor productividad y así tener más de este recurso valioso.
A partir de esto podés investigar bastante, por tu cuenta, en los sitios y libros que te recomiendo más abajo, y por supuesto que también aquí en mi blog, donde estaré tirando algunos tips específicos sobre productividad.
Los beneficios de tener más tiempo
Aunque con lo primero que te pongas a fantasear, imaginándote con más tiempo libre, sea hacer aquellas actividades que nunca hacés, salir más con amigos o tener más horas de sueño, el gran provecho que le vas a sacar al tiempo que te sobre será que tu mente estará mucho más fresca.
Con una mente fresca se vienen las nuevas ideas, la creatividad, los nuevos proyectos. Sea cual sea el área en la que te desempeñes, la creatividad es siempre bienvenida, vale más, se paga más.
Por lo tanto que, si la idea de tener tanto tiempo libre te incomoda, porque sentís que no estás «produciendo», debés confiar más en que tu mente en realidad nunca deja de trabajar. Las mejores ideas fueron escritas en servilletas o en libretas al lado de la cama. Ellas están ahí, pero necesitan espacio y tiempo para surgir.
El tiempo no es algo que debas tomarlo a la ligera. No tener tiempo es un problema grave en tu vida. Es literalmente no tener vida. Si pudiste llegar a identificar el problema de «no tener tiempo» ya hiciste un gran avance. Ahora, no te quedes aquí, algo tenés que hacer.
Blogs sobre productividad personal:
El libro que enseña el método GTD:
Productividad personal en una semana – Jerónimo Sánchez
Nota de Frugalísima publicada en la Revista Estilo Mariscal (Diciembre ‘2015)