¿Cuántas veces dijiste “No soy buena ama de casa”? ¿Será porque cada vez que pensamos en este concepto, nos viene a la mente quedarnos en el hogar a cocinar, lavar, limpiar, coser y tejer? ¿Y si revisamos la definición de ama de casa?
Entonces, ¿qué es ser ama de casa?
Sabemos que con la revolución femenina, hace añares la mujer fue ganando terreno en el campo laboral pero, ¿acaso eso hizo que ella renunciara a las tareas del hogar?
Todos somos testigos de que en la actualidad, miles de mujeres paraguayas siguen controlando su hogar desde sus lugares de trabajo. Por eso insisto en que, actualmente, el centro de control de un ama de casa moderna, ya no se sitúa en la cocina, sino en su oficina.
Esa fue la visión que me llevó a crear el blog Frugalísima. Un espacio en Internet donde, desde hace dos años, comparto mis vivencias y consejos como ama de casa, pero un ama de casa 2.0, de la nueva era, con el ritmo actual de vida que llevamos y resaltando las nuevas ventajas que tenemos.
Cotidianidades de un ama de casa de la nueva era
Desde la oficina seguimos controlando qué se va a almorzar en casa durante la semana. Hacemos compras online del supermercado. Pagamos las cuentas a través del Home Banking, y le sacamos el jugo a las tarjetas de crédito para conseguir beneficios, ofertas y acumular puntos.
Como es de esperar, muchas veces, las cosas no salen como las planificamos.
Por ejemplo, podemos estar un lunes en una reunión de trabajo, sabiendo que en casa está la heladera vacía y la empleada doméstica no tiene qué cocinar. Pero es ahí donde hacemos gala de nuestras destrezas y, sin entrar en desesperación, solucionamos el tema con dos clics, haciéndole un giro de dinero al celular, para que pueda ir a comprar ingredientes y cocinar.
Seguimos fantaseando con una casa hermosa y bien arreglada, pero ahora nuestros sueños están organizados por tableros de Pinterest, y para lograrlos, cada tanto nos deshacemos de un montón de cachivaches vendiéndolos en clasificados online.
También compramos por Internet, de diferentes países del mundo. Hacemos cálculos y comparamos, a ver si nos conviene traer de afuera. Leemos reseñas para saber si el artículo es bueno o no. Preguntamos y contestamos sobre distintos productos y servicios en grupos de Facebook como ¿Alguien sabe?
En la salud, seguimos siendo las primeras en sugerir ir al médico para consultar, no sin una previa búsqueda de los síntomas en Google. Encontramos en Internet a los especialistas médicos locales, coordinamos las citas, recibimos resultados de análisis por e-mail y los reenviamos a quien corresponda.
Hasta los avisos del colegio de nuestros hijos, los recibimos por correo electrónico, o por la delegada en el Grupo de Mamis en WhatsApp; ese espacio virtual en el cual se potencian estas destrezas femeninas, y surgen todo tipo de San Juanes, kermeses, o rifas.
En la ciudad, evitar enfrentar el tráfico es uno de nuestros mayores retos. En muchos casos, el bendito mototaxi nos puede sacar de miles de apuros. Inventamos las conexiones más locas para que las cosas lleguen a donde deben, sin tener que perder nuestro valioso tiempo. Pero cuando se trata de choferear a nuestros hijos, sólo después de una inmensa lucha entre el cluequismo y el desapego, algunas logran delegar esa tarea.
Y es que, si hay algo que sigue intacto, es el impacto que la maternidad produce en nuestras vidas. La evidencia suele verse en las fiestitas de cumpleaños, que podemos organizarlas por completo tomando ideas de Pinterest y cerrando tratos con proveedores locales a través de Facebook, Instagram o por teléfono.
En casa, un montón de veces sucumbimos a la comida congelada que, llenas de culpa, cocinamos en dos minutos, para nuestros hijos. Son durante esas últimas horas de una jornada pesada, en las que lo único que queremos es ir a la cama, y no precisamente para tener una noche de pasiones.
Pero así también muchas veces nos ponemos las pilas para seducir a nuestros amados con una cena romántica, porque descubrimos que para aprender a cocinar sólo necesitamos un tutorial, a cámara rápida, de 2 minutos de Tasty. Siempre y cuando no gane la idea de salir a cenar a algún nuevo lugar, que esté dando que hablar en el grupo de Facebook: Restaurantes de Asunción y alrededores.
Hasta las entradas al cine, las compramos online. Con su anticipación, aseguramos mejores ubicaciones y ganamos más tiempo para maquillarnos antes de partir, intentando que esta vez nos salga igual que a la chica de YouTube.
También vemos películas y series online. Escuchamos música a través de Internet y nos reencontramos con la literatura gracias a los libros digitales.
Seguimos controlándolo todo ¡y nos encanta!
No es por nada que las mujeres tenemos cierta fama de controladoras o dicho de un modo más elegante: Tenemos iniciativa, ¡Nos encanta estar a cargo de todo!
Y el hecho de que nuestras antecesoras hayan ganado ese terreno en el campo laboral -del cual gozamos tanto en la actualidad- no significa que renunciemos a la atención de nuestro hogar. Por eso nos seguimos haciendo cargo de todo, sólo cambiaron los modos y las herramientas.
La buena noticia es que todo fue para mejor, porque la conectividad y las nuevas tecnologías nos ayudan un montón para no tener que elegir entre una u otra actividad.
Ahora, puestas de este modo las tareas del hogar: ¿Te considerás una buena ama de casa?
Nos vemos entonces con Frugalísima cada domingo aquí y en la revista Vos, para compartir estos consejos sobre el nuevo paradigma del ama de casa 2.0.
Nota de Frugalísima publicada en la Revista VOS del Diario La Nación, el domingo 10 de julio ‘2016