¿Quién diría que luego de un interminable noviembre -cuando llevábamos a nuestros hijos al colegio con las últimas pilas y unas ganas locas de que llegasen las vacaciones- estaríamos ahora muchas madres, contentas de volver a la rutina escolar?
La Rutina: Esa señora tan aburrida, asesina de la creatividad, la primera responsable del descenso de la libido en muchas parejas y muy amiga de la -últimamente tan cuestionada- Doña Zona de Confort, vuelve a nuestros hogares. Pero la realidad es que todos, niños y grandes, en mayor o menor medida, en el fondo abrazamos esa hermosa sensación de seguridad y control que nos brinda la rutina.
Si hay algo que marca indiscutiblemente el inicio de la rutina en nuestras vidas es la vuelta a clases. Y si hay algo que marca las pautas en la vida escolar es el horario de ir a dormir de los niños. Lo que a su vez exige una mayor planificación en las demás actividades.
Así es como –queriéndolo o no- nos convertimos en planificadoras estratégicas de toda la vida de nuestros hijos, del resto de la familia y por ende de todo (lo que queda) de la nuestra. A continuación te doy 4 simples consejos para planificar la rutina de tus hijos en esta época escolar.
1. Fijar un horario para ir a dormir
Determinar un horario para dormir es crucial para orientar toda la rutina de los niños. Durante estas vacaciones hice pruebas para determinar la cantidad de horas de sueño con la que mis hijos están completamente descansados. ¿Cómo? Verificando la hora en que iban a dormir y luego dejarlos que se despierten solos. Me di cuenta que mi hija pequeña necesita más horas para dormir que mi hijo dos años mayor. No sé qué tan científico puede ser esto, pero yo tomé este dato para determinar a qué hora deberían ir a dormir durante la etapa escolar.
2. Planificar las demás actividades
Una vez determinada la cantidad de horas de sueño necesarias y fijar el horario de ir a la cama, todas las demás actividades necesitan ser reorientadas. Por ejemplo: Si deben ir a la cama a las 20:00, deben cenar a las 19:00 y bañarse a las 18:00. Antes de esto contemplamos horarios de juegos, horas permitidas de tele y ¡a no olvidar! Un tiempo determinado para guardar todos los juguetes.
3. Agregar actividades deportivas
Las actividades deportivas extraescolares también son una excelente opción para ayudarnos con la rutina. Hacer algún deporte un par de horas por las tardes, dos o tres veces a la semana, los ayuda a canalizar toda la energía contenida en aula, durante las clases, y además van a volver a casa cansaditos, listos para merendar y jugar un rato más tranquilos.
4. Armar un tablero de actividades
Si tenés todo esto planificado en tu agenda personal o –peor aún- sólo en tu cabeza, al final vas a vivir siendo la asistente de tus hijos indicándoles qué hacer cada día, cada hora. Lo mejor entonces sería armar algún tablero de actividades. En Pinterest podés encontrar un montón de ideas hermosas para hacerlo. Con dibujitos, tarjetitas removibles, imanes, etc. También hay algunos padres que implementan un sistema de “premios” por cumplir con todas las actividades a tiempo, asignando estrellitas de logros, etc. Lo mejor sería armarlo con tus hijos. Que ellos formen parte de la creación de este tablero de actividades les va a encantar, simplemente por hacer manualidades con sus padres y también los hará sentir más comprometidos a cumplir.
Una vez que inician las clases no hay vuelta atrás. O te adecuas a la rutina escolar o vas a vivir desesperada con contratiempos. Lo mejor es tomar cartas en el asunto, planificar hasta el mínimo detalle y después, uno que otro día.. ¡sentir también el placer de romper con la rutina!